Este lunes misión privada llega a la luna.

El 11 de diciembre de 1972 fue la última vez que la NASA consiguió alunizar en nuestro satélite. Ahora, medio siglo después, la agencia espacial estadounidense volverá a intentar posar su tecnología allí, aunque esta vez gracias a la iniciativa privada. Porque varios instrumentos clave para el Programa Artemis, el esfuerzo de la agencia espacial estadounidense para llevar de nuevo astronautas a la Luna, viajarán a bordo de la sonda Peregrine, una nave ideada por la compañía privada Astrobotic. Es el primer paso hacia la ‘reconquista’ de un mundo que, poco a poco, empieza a tener cada vez más actores en juego.

Si todo va según lo previsto, Peregrine Lunar Lander, una nave sin tripulación de dos metros de altura por dos metros y medio de ancho, alzará el vuelo en la madrugada de lunes 7 de enero en Cabo Cañaveral (concretamente a las 2.18 hora local, 8.18 hora española). Lo hará sobre un cohete Vulcan Centaur, de United Launch Alliance, en lo que también será su vuelo inaugural. Una apuesta arriesgada para un primer lanzamiento, ya que para su debut se ha planeado un viaje en el que el cohete no sólo debe alcanzar la órbita, sino que luego debe arrancar y ejecutar una inyección translunar con su etapa superior Centaur.

Si todo va según lo previsto, 12 días después, Peregrine alcanzará la órbita lunar, donde el vehículo espacial esperará hasta que se den las condiciones necesarias para un alunizaje suave en Sinus Viscositatis (que se puede traducir en algo así como ‘Bahía de la Viscosidad’), momento que se producirá, si todo va según el calendario, el próximo 23 de febrero.

Instrumentos claves para la ‘reconquista’

A bordo, varios instrumentos, cinco dependientes directamente de la NASA: varios espectrómetros para conocer las condiciones y el ambiente de la Luna de cara a futuras estancias allí; así como reflectores lunares, una suerte de ‘espejos’ sobre una estructura de aluminio que, al apuntarse con un láser, permiten determinar con exactitud la distancia desde cualquier nave espacial en órbita o durante el alunizaje.

Además, se enviarán otros 15 objetos más: no solo instrumentos científicos, como un detector de radiación del Centro Aeroespacial Alemán; sino también otro tipo de cargas, como una cápsula del tiempo japonesa con los mensajes de más de 80.000 niños de todo el mundo; cenizas de personas fallecidas para crear cementerios lunares; e incluso un bitcoin.

Polémica entre Astrobotic y el pueblo navajo: «Depositar restos humanos equivale a la profanación de este espacio sagrado»

El lanzamiento de Peregrine no ha estado exento de controversia. El presidente de la Nación Navajo, Buu Nygren, presentó una queja formal a la NASA y al Departamento de Transporte de Estados Unidos porque consideraba que la carga de la nave Peregrine, en concreto, las cenizas que porta la sonda y que pertenecen a una iniciativa privada, son un acto de «profanación». «Es crucial enfatizar que la Luna ocupa una posición sagrada en muchas culturas indígenas, incluida la nuestra», escribió Nygren en una carta fechada el 21 de diciembre. «El acto de depositar restos humanos y otros materiales, que podrían percibirse como descartes en cualquier otro lugar, en nuestro satélite equivale a la profanación de este espacio sagrado». Así, la comunidad pedía que se retrasase el lanzamiento de Peregrine hasta que se abordasen dichas cuestiones.

Sin embargo, la NASA echó balones fuera afirmando que la misión es un esfuerzo comercial privado y que la agencia espacial estadounidense tan solo ha contratado espacio para llevar su carga a la Luna. «No tenemos el marco para decirles qué cosas pueden y qué cosas no pueden volar«, dijo Chris Culbert, gerente del programa de Servicios Comerciales de Carga Lunar (CLPS) en el Centro Espacial Johnson de la NASA durante una rueda de prensa previa al despegue. «El proceso de aprobación no pasa por la NASA para misiones comerciales».

«Vamos a llevar siete naciones a la superficie de la luna, seis de las cuales no han aterrizado software en la superficie de la Luna, incluidos Reino Unido, México, Alemania, Hungría, Japón y Seychelles», señaló en la rueda de prensa previa al lanzamiento John Thornton, director ejecutivo de Astrobiotic. «Allá por 2014 hicimos nuestra primera venta comercial de carga útil, posiblemente una de las primeras del mundo; y, desde entonces, hemos estado recopilando clientes y creando el manifiesto para esta misión»

Porque este viaje es el primero dentro de la iniciativa Commercial Lunar Payload Services (CLPS) de la NASA, creada como una forma de ‘subcontratación’ en la que compañías privadas idean las naves lunares de carga con inversión de la agencia espacial estadounidense, si bien son las empresas quien operan los vuelos. Es, a pequeña escala, lo que ocurre con gigantes como SpaceX, cuya nave Crew Dragon hace de medio de transporte para los astronautas de la NASA a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), además de para vuelos para otras agencias y empresas privadas.«Si eres un científico lunar, es posible que tengas que esperar toda tu carrera para tener la oportunidad de volar un instrumento en una misión planetaria», señaló Thornton. «CLPS y esta asociación con la NASA brindan la oportunidad a los científicos estadounidenses de tocar regularmente la superficie de la Luna, incluso varias veces durante sus carreras».La nueva carrera espacialEn los últimos tiempos, EE.UU. ha sido testigo de los éxitos de la cada vez más competitiva China que, por ejemplo, conseguía por primera vez en la historia alunizar en la cara oculta; así como la caída de su rival histórico, Rusia, que estrellaba su nave en su último intento este verano; además, también ha visto la irrupción de nuevos protagonistas, como India. De hecho, en el camino se encontrará con la sonda japonesa Moon Sniper (que cuenta con colaboración europea), que fue enviada a la Luna el pasado mes de septiembre y que ya está insertada en la órbita de nuestro satélite, preparando para finales de enero su aterrizaje.«A día de hoy, ninguna empresa privada ha logrado aterrizar con éxito en la Luna», indicó por su parte Chris Culbert, director de proyectos de CLPS en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston. «Alunizar es un desafío técnico de enormes proporciones, particularmente porque los motores de los vehículos robóticos, los sistemas de navegación, las radios y otros muchos sistemas tienen que trabajar juntos para permitir un aterrizaje suave».

Así, el próximo lanzamiento parece que será un emocionante aperitivo de un año en el que, si se cumplen los tiempos, veremos cómo la primera mujer y el primer hombre negro orbitan nuestro satélite. Una prueba que nos acercará a la vuelta de la Humanidad a la Luna, a partir de 2025 -si bien las últimas noticias sitúan 2027 como un escenario más plausible-. Fechas y retrasos aparte, sin duda nos esperan años muy interesantes en exploración espacial.q

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